Señor Director Diario Austral de la Araucanía.
TIBURON.
Leí con bastante interés la nota que escribió Guido Rebolledo, relacionada con la vida del profesor Manuel Gedda, donde le preguntó hasta de qué se iba a morir. Y en una de sus respuestas el profesor se refiere al avistamiento de un tiburón en el Mar Caribe. Le creo, porque nosotros en Chile no los avistamos porque los tiburones tendrían que andar abrigados. Ellos son de aguas calientes.
Confieso, de buzo a buzo, que a mí me pasó lo mismo en el Archipiélago de San Bernardo, en el mar Caribe. Estábamos en una faena de caracol y langosta, recolectando muestras para unos biólogos franceses en unos bajeríos como a 14 metros no más, cuando de pronto lo vi igualito como cuenta el profesor Manuel. ¡Semejante animal! Casi cuatro metros. Y la careta dobla el tamaño bajo el agua. Mis aletas se convirtieron en motor dentro de borda y salí como un loco desesperado al bote. Le conté el susto a mi ayudante y el muchachito lo único que me dijo fue: "a ve, présteme la careta" y antes de poder evitarlo se zambulló a puro pulmon... y como ellos están acostumbrados a bajar hasta 19 metros, luego subió y me dijo riendo: "Hombe, qué va, esa no es una zarda, es un tiburón bobo, vive encuevao y no ataca a nadie porque no tiene dientes". Y come langostas.
Agradezco esa nota del domingo, porque me trajo recuerdos del susto más grande mi vida... para un buzo del Ñielol, precisamente en el Mar Caribe.
Ronald Gutiérrez Candia
Bucaramanga 4-10-2006
sábado, 19 de julio de 2008
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