“En aquellos tiempos las noticias aún no sabían volar. Se transportaban a pie, por correo a lomo de bestias,o sobre las olas por el correo marítimo.Lo mas rápido y moderno en Chile del siglo 19 era el Telégrafo por cable submarino que servia para transmitir telegramas en clave Morse."
RESEÑA HISTORICA DEL COMBATE NAVAL DE IQUIQUE.
El combate naval de Iquique fue un enfrentamiento naval de la Guerra del Pacífico. Tuvo lugar en la bahía de Iquique, el día miércoles 21 de mayo de 1879 y en él se enfrentaron el monitor peruano Huáscar al mando del capitán de navío Miguel Grau Seminario y la corbeta chilena Esmeralda al mando del capitán de fragata Arturo Prat Chacón, quien resultó muerto en esta acción. El combate tuvo como resultado el hundimiento de la corbeta chilena y el levantamiento del bloqueo del puerto de Iquique.
..Antes de la declaración de guerra a la Confederación Perú-Boliviana, el gobierno chileno decidió como estrategia movilizar su escuadra para bloquear el puerto peruano del Callao, esperando así encerrar allí a la escuadra del Perú para operar libremente en el litoral peruano o bien destruirla en un combate si se presentaba la ocasión. Sin embargo, el contraalmirante Juan Williams Rebolledo, comandante en jefe de la escuadra chilena, rechazó este plan por considerar que sus naves no estaban en condiciones de emprender un ataque inmediato a El Callao pues carecía de víveres y combustible para la travesía. En su lugar, Williams prefirió bloquear el puerto peruano de Iquique y desde allí hostilizar los puertos peruanos del Departamento de Tarapacá. La escuadra chilena parte el 3 de abril desde Antofagasta con destino a Iquique para establecer el bloqueo.
Chile declara la guerra al Perú y a Bolivia el sábado 5 de abril de 1879 y ese mismo día la escuadra chilena inicia el bloqueo del puerto de Iquique.
La escuadra chilena incursionó en los poblados peruanos de Pabellón de Pica, Juanillos (15 de abril) y Mollendo (17 de abril) bombardeando trenes y naves; luego bombardeó Pisagua (18 de abril) y destruyó Mejillones (29 de abril).
Debido a la presión del gobierno chileno, Williams es convencido de atacar el puerto del Callao. Para tal efecto, la escuadra chilena zarpó desde Iquique el viernes 16 de mayo en una expedición al Callao con todos los buques disponibles dejando el bloqueo de Iquique a cargo de los buques más antiguos de la escuadra chilena la corbeta Esmeralda al mando de Arturo Prat, la goleta Covadonga, al mando de Carlos Condell y el transporte Lamar. Debido a su mayor antigüedad, Prat quedó como jefe del bloqueo.
Para defender a las localidades peruanas del ataque chileno, el plan del Perú era terminar en El Callao las reparaciones de las naves de su escuadra y trasladar tropas y pertrechos hacia Arica, Iquique y demás puertos del Departamento de Tarapacá y enviar naves para traer desde Panamá armamento y municiones adquiridos en los Estados Unidos. Los comandantes peruanos Grau, More, y García y García, entre otros, estuvieron en desacuerdo con este plan ya que la Independencia estaba recién reparada y su tripulación no había hecho ejercicios navales mientras que el Huáscar no contaba con proyectiles capaces de penetrar el blindaje de los buques chilenos Cochrane y Blanco Encalada. A pesar de esta oposición, la escuadra peruana zarpó el mismo 16 de mayo desde El Callao hacia Arica llevando a bordo al presidente Mariano Ignacio Prado en la nave insignia Oroya.
Ambas escuadras se cruzaron en alta mar sin avistarse. En Mollendo el presidente Prado se enteró, por medio del vapor Ilo de la compañía PSNC, de que el grueso de la escuadra chilena se había retirado. En Arica se entera que habían dejado a las naves Covadonga, Esmeralda y un transporte a cargo del bloqueo de Iquique por lo que el presidente Prado decidió que el Huáscar y la Independencia navegaran hasta Iquique a romper el bloqueo, capturando o destruyendo a los buques chilenos.
En la mañana del miércoles 21 de mayo, el bloqueo de Iquique era mantenido por la corbeta Esmeralda y la goleta Covadonga fondeadas ambas a 2,7 km al norte del faro del puerto. Por su parte el transporte Lamar se encontraba fondeado más cerca de la costa.[5] A las seis y media de la mañana uno de los vigías de la Covadonga, la cual se encontraba de guardia, avistó columnas de humo acercándose desde el norte. Al reducirse la distancia, se identificó que dichas columnas de humo correspondían a los blindados peruanos Huáscar e Independencia. El comandante de la Covadonga, ordenó advertir la presencia del enemigo al comandante de la Esmeralda, Arturo Prat, con un cañonazo. Este, al escuchar la señal dispuso levar el ancla, hacer comer a la tripulación y tocar zafarrancho de combate. Además ordenó que la Covadonga se pusiera al habla para conferenciar y que se arrojara al mar, en un saco, la correspondencia para la escuadra chilena.
Los buques peruanos, al avistar las naves chilenas, izaron bandera de combate. El Huáscar se encontraba mas cerca al puerto. El comandante Grau arengó a su tripulación:
"Tripulantes del Huáscar: Estamos a la vista de Iquique. Allí no solo están nuestros afligidos compatriotas de Tarapacá. Allí está el enemigo de la patria todavía impune. Ha llegado la hora de castigarlo. Espero que lo sepáis hacer cosechando nuevos laureles y nuevas glorias dignas de brillar al lado de Junín, Ayacucho, Abtao y el 2 de Mayo. ¡Viva el Perú!"
Por su parte, Prat ordenó izar las señales: "reforzar las cargas", "venir al habla" y "seguir mis aguas" y a continuación arengó a su tripulación con las siguientes palabras:
"¡Muchachos!: La contienda es desigual, pero ánimo y valor. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo. Por mi parte, os aseguro, que mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y si yo muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber".
Terminada la arenga, la Covadonga llegó al habla y Prat le ordenó a Condell: "¡que almuerce la gente!, ¡reforzar las cargas!, ¡cada uno a cumplir con su deber!". Condell simplemente respondió: "¡all right!". Terminado lo anterior se sintió una explosión y una columna de agua y espuma se levantó cerca de ambos buques, el Huáscar había disparado su primer tiro. Se iniciaba el combate.
En tierra, la población del puerto despertó con el primer cañonazo y se dirigió a la playa para recibir a las naves peruanas que venían a liberarlos del bloqueo de Iquique.
El transporte chileno Lamar izó bandera norteamericana y abandonó la bahía rumbo al sur. Durante 30 minutos el Huáscar se enfrentó solo a las dos naves chilenas, hasta la llegada de la Independencia. Los buques chilenos concentraron sus tiros sobre el Huáscar sin mayores consecuencias.
Los movimientos iniciales de la Esmeralda hicieron que se averiaran sus calderas lo que redujo su andar de 6kn a 3 kn. En atención a esto, Prat ubicó su nave frente a la población a distancia de 200 metros de la playa. En esta situación los cañonazos peruanos podrían afectar a la población y sumado a que las naves peruanas se encontraban en la entrada al puerto, el oleaje del mar no les permitía dirigir adecuadamente sus disparos.
Después de una hora de combate, las cuatro naves no presentaban daños importantes. A eso de las 11:30 horas la Covadonga, al mando de Condell, súbitamente cambió de rumbo y se dirigió al sur ante la estupefacción de Prat, quien exclamó "¿Qué hace Condell?", ya que sus órdenes eran continuar el combate en la bahía de Iquique.
Grau ordena al comandante de la Independencia que siga a la Covadonga, la que puso rumbo al sur navegando pegada a la costa. En ese instante el combate se dividió en dos enfrentamientos, uno entre el Huáscar y la Esmeralda y el otro, que los historiadores chilenos denominarían combate naval de Punta Gruesa, entre la Independencia y la Covadonga.
Cuando el Huáscar se encontraba a unos 600 metros de la Esmeralda, un bote se le acercó, en él iba el capitán de puerto y de corbeta, Salomé Porras, junto al práctico Guillermo Checlay y el periodista Modesto Molina, quienes le informaron a Grau que la Esmeralda estaba protegida por una línea de torpedos fijos. Ante esta información, Grau decidió mantener una distancia de 500 metros de la corbeta, posición desde la cual abrió fuego.
Pasada una hora y media de combate, la Esmeralda no había sido impactada por ningún proyectil del Huáscar, sus tiros pasaban largos cayendo en la playa e hiriendo a la población. Cerca de las diez de la mañana, el general Juan Buendía, jefe de las tropas peruanas en Iquique, hizo llevar a la playa 4 cañones Blakely de montaña con los cuales empezó a disparar contra la Esmeralda. Una granada mató a tres hombres y otra hirió a otros tres. En total realizó 60 tiros y varios de fusilería. La situación se tornó insostenible para la corbeta chilena por lo que Prat decidió cambiar su ubicación 1.000 metros más al norte. Cuando iniciaba el movimiento una granada del Huáscar penetró por su costado de babor saliendo por estribor provocando un incendio en la cámara de oficiales que fue prontamente controlado.
Grau, al observar el movimiento de la Esmeralda, se dio cuenta de que la información de la defensa con torpedos era errónea, por lo que decidió atacar empleando su espolón. Enfiló su proa hacia el costado de babor de la Esmeralda. Prat trató de esquivar el golpe dando avante y cerrando la caña a babor no logrando esquivar el golpe que recibió a la altura del palo mesana sin mayores daños, pero sí con una mortandad de su gente. Prat al ver la cubierta del buque enemigo a sus pies gritó:
"al abordaje"
En medio del estruendo, Prat pretendió abordar el Huáscar, saltó a la cubierta del Huáscar siendo seguido solamente por el sargento Juan de Dios Aldea y el marinero Arsenio Canave quien perdió impulso y cayó al agua.
Una vez a bordo, Prat, armado con un sable y una pistola, avanzó hacia la torre de mando, en el trayecto hacia ella ultimó al oficial de señales, el teniente segundo Jorge Velarde. Al avanzar a babor de la torre de Coles, Prat recibió un balazo en la frente que lo mató instantáneamente. A su vez el sargento Aldea cayó herido por una descarga de fusilería sobre la cubierta.
Grau retiró su buque del costado de la Esmeralda para preparar una segunda embestida mientras que a bordo de la Esmeralda tomó el mando el teniente Luis Uribe Orrego. Al producirse el segundo espolonazo, se efectuó un segundo intento de abordaje por otros doce tripulantes chilenos, al mando del teniente primero Ignacio Serrano, el cual también resultó infructuoso.
Al tercer impacto con espolón en el sector del palo mesana y dos cañonazos que dieron a boca de jarro, la corbeta se inclinó de proa y empezó a hundirse. A las doce diez de ese día la Esmeralda desapareció de la superficie del mar.
En total, el Huáscar disparó 47 proyectiles y fue impactado por 6 bombas y 23 balas. Los chilenos acusaron 143 muertos. Los peruanos perdieron al teniente segundo Jorge Velarde y siete marineros resultaron heridos. Grau, antes de avanzar para reunirse con la Independencia, dispuso el salvataje de los 57 náufragos de la Esmeralda.
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La Independencia se encontraba en persecución de la Covadonga, quien pegada a la playa en la bahía de Chiquinata iba rumbo al sur del puerto de Iquique, hasta que llegan a la ultima caleta donde la Independencia encalla en los roquerios de "Punta Gruesa". El comandante Condell ordena retroceder y bombardear la Independencia la cual se defendió aun inundada y enviando a los náufragos en botes hacia la playa.
El Huáscar, tras rescatar a los 57 sobrevivientes de la Esmeralda, avistó a la Independencia a las 2:20 pm a 9 millas de distancia y llegó frente a ella a las 3:10 pm. La encontró varada y con solo 20 tripulantes a bordo, entre ellos More, ya que el resto había desembarcado en botes. El blindado peruano continuó la persecución de la Covadonga durante tres horas, hasta que Miguel Grau, convencido que la distancia que lo separaban de ella no podía acortarse antes de la puesta del sol, decidió regresar en auxilio de la Independencia. Grau estimó entonces que la pérdida de la fragata era total y envió las embarcaciones del Huáscar por los tripulantes que aún se encontraban a bordo dando la orden de incendiar el buque.
Los sobrevivientes de la Esmeralda fueron entregados a las autoridades militares del puerto de Iquique. Los oficiales sobrevivientes fueron conducidos a la localidad de Tacna, en Perú.
Luego del combate, el Almirante Grau ordenó que los objetos personales de Prat, su diario personal, uniforme, espada entre otros, fueran devueltos a la viuda de Prat. Junto con ellos, Carmela Carvajal recibió una carta del Almirante peruano. En esta carta Grau recalca la calidad personal y la hidalguía de su rival. En respuesta, Carmela Carvajal le escribio una carta agradeciendo este gesto. Este hecho sumado al rescate de los náufragos de la Esmeralda hicieron ganar a Grau el apodo de "El Caballero de los Mares".
Sobre la situación de los náufragos rescatados de la Esmeralda, Jorge Hunneus del Ministerio de Asuntos Exteriores de Chile escribe al Vice Cónsul Británico en Iquique expresando la generosidad con el cual el Perú trata a los marinos prisioneros y la cual espera corresponder.
Los cadáveres de Prat y Serrano fueron enterrados gracias a la gentileza del ciudadano español Eduardo Llanos, junto a otros miembros de su colonia, el jueves 22 de mayo en el cementerio de Iquique, corriendo el español con todos los gastos.
A Chile la noticia llegó a Valparaíso por el cable submarino. El sábado 24 de mayo recién se conocieron en Santiago los detalles del combate en Iquique y la muerte de Prat y, además, el hundimiento de la Independencia. Desde ese momento se produjo en Chile un avivamiento del patriotismo y muchos chilenos acudieron voluntariamente a los cuarteles para enrolarse y participar en el conflicto.
El heroismo de Prat marcó la pauta moral que se constituyó en la consigna obligatoria para los combatientes chilenos que lucharon en la Guerra del Pacífico: jamás rendirse ante el enemigo, cualquiera que fuese su superioridad.
Inmediatamente después del Combate Naval de Iquique, el Húascar hizo lo planeado, es decir, cañonear los puertos chilenos y buscar barcos que transportaban pertrechos de guerra y soldados , desarrollando una intensa campaña.
La captura del monitor pasó a ser el objetivo principal de las fuerzas navales chilenas. Finalmente, emboscado por los blindados chilenos, el Huascar sucumbió en el Combate de Angamos el 8 de octubre de 1879.
domingo, 19 de junio de 2011
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